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Arquitectos: Undurraga Devés Arquitectos; Undurraga Devés Arquitectos
- Área: 460 m²
- Año: 2007
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Fotografías:Cristobal Palma / Estudio Palma
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Proveedores: Duromarmol, GLASSTECH, Melón Hormigones
Descripción enviada por el equipo del proyecto. Tal vez no exista otro arquetipo más persistente en la historia de la arquitectura que el de habitar en torno a un patio. Desplegándose por distintas civilizaciones, incluidas las que existían en América antes del descubrimiento, la tipología de la casa patio se remonta hacia el año 3000 a.c. en Asia, más precisamente en China e India. Dentro de la evolución del modelo, sin duda fueron los griegos, en el siglo IV y V a.c., los que alcanzaron el mayor desarrollo de este tipo, influyendo de manera determinante en la casa mediterránea que se impusiera en América tras la llegada de los españoles. La casa que mostramos a continuación ha encontrado en el sedimento de la historia, su inspiración y fundamento, sin que ello signifique una renuncia a nuestro compromiso con el presente
Ubicada en la región oriente de la ciudad de Santiago, próxima a los faldeos precordilleranos, esta casa desarrollada en una sola planta, se organiza en torno a un patio central formado por muros de cristal y cuarzo, los que en el día capturan la luz del sol iluminado el pasillo de circulación, mientras que al anochecer la luz artificial se trasluce para iluminar el patio.
Hacia el sur, la fachada pública se cierra escondiendo con particular celo los eventos que irán apareciendo más adentro. Solo el envigado que se repite sobre la fachada norte y bajo el cielo interior, da alguna pista de la espacialidad interna de la vivienda.
En el interior los distintos recintos son definidos por muros exentos que liberan el cielo y el envigado de madera, extendiéndose como una presencia continua por toda la casa. Solo los recintos extremos, a ambos lados de la planta, destinados a baños y servicios, se conectan con la losa superior haciendo efectiva la rigidización estructural del cielo.
Las vigas de la fachada norte y sur, que prolongan el interior hacia los jardines, están sostenidas por cables de acero dispuestos discretamente, confiriendo a la pérgola una sensación de ingravidez. La luz tamizada, junto al clima benigno de estas latitudes, hacen de ese espacio intermedio un lugar privilegiado para la vida doméstica.